sábado, 1 de septiembre de 2018

Verso a verso fui creciendo (Utopía - Ana Calatayud L.)





"Verso a verso fui creciendo" son los poemas que he ido escribiendo a lo largo de mi adolescencia. Han constituido mi diario, mi caminar de cada día, mis latidos, mis parpadeos, mi respiración… Aquí tenéis algunos retales de mí que he ido hilando día a día. Son auténticos, son sinceros, son mi terapia, son mi caminar de cada día, son parte de mí, de mi evolución. He crecido con ellos. Hoy quiero compartir ese camino contigo. ¿Me acompañas en este viaje?






Ya conocéis a Utopía - Ana Calatayud L., puesto que el mes pasado os anuncié la doble presentación con ella en Villena, y posteriormente os conté la maravillosa experiencia que ambas vivimos. Bien, hoy vengo a reseñar su poemario Verso a verso fui creciendo. Antes de ponerme a ello, podría explicaros que Utopía es la administradora del blog Can't fight the moonlight (aunque, según tengo entendido, pronto dará el salto a su propia web como escritora), que recientemente se graduó en Magisterio de Primaria, que es amante del teatro, fanática de la música y muchas cosas más que vosotros mismos podéis averiguar si escarbáis en sus redes sociales. A la que yo quiero traer hoy aquí con su obra es a ella. A la persona. Porque, si leéis este poemario, es a quien os vais a encontrar.

Lo dije en una reseña anterior y lo vuelvo a repetir: la poesía no es uno de mis géneros favoritos. Sin embargo... tuve que reconocer que los poemas me habían tocado. Aquí lo reafirmo. Es más, tenía algo de miedo al saber que se trataba de métrica libre. Pero ¿os cuento un secreto? Bien hilado, el verso libre también tiene un gran poder de conexión con las emociones. Por lo menos, a mí me sucedió.

Los poemas están organizados por bloques, según los años en los que se encuadren, desde 2010 hasta 2017. Al principio de cada año, la autora nos muestra un pequeño resumen del contenido del mismo, de la temática que nos encontraremos en cada composición. No olvidemos que esta surge por el crecimiento, por la madurez.

Utopía es una persona alegre, que derrocha simpatía y optimismo por cada poro. No es raro que hallemos fragmentos de esperanza, valentía, fuerza de voluntad, lucha. Superación. Siempre hacia adelante. 

Sólo quiero que la vida sepa por qué quiero vivirla con una
sonrisa en la cara,
una sonrisa en el corazón, una sonrisa en el alma y una sonrisa
por, para y en ti.
—¿POR QUÉ? (2010)

Si me pides que te acompañe al fin del mundo,
lo hago encantada.
Pero que quede claro:
voy contigo, no detrás de ti.
—HASTA EL INFINITO... Y MÁS ALLÁ (2012)

Salir de nuestra zona de confort.
Atrevernos a descubrir lo que hay más allá.
Más allá de nosotros.
Romper la barrera que nos separa de nuestro destino.
—MÁS ALLÁ (2015)

Entonces cogí mi espada,
me armé de valor y...
descubrí que el monstruo
que había debajo de mi cama
también tenía miedo a la oscuridad.
—EL MONSTRUO (2017)

Por supuesto, el amor ocupa un pequeño trono dentro de todas estas reflexiones. Conforma un potente motor que, acompañado de la luna (a la que la autora hace referencia en varias ocasiones), mueve los engranajes de su ser, aquellos que más se ilusionan, pero que también sufren. Los engranajes de una persona que está empezando a conocerse mejor a sí misma y al mundo que la rodea.

(soy) De esas que no esperan a que venga esa persona especial
subida a lomos de un hermoso corcel,
sino que coge su caballo y galopa en busca,
no de su pareja ideal, sino de sí misma.
Y es en ese momento en el que intentas encontrar tu camino
que alguien especial aparece y se ofrece a recorrerlo
a tu lado sin pedir nada a cambio.
—ÚNICA (2014)

Y con el calor de esa pasión fundiré las estrellas
y construiré un puente que haga parecer charco al océano.
—CHARCO VS. OCÉANO (2015)

Pero la vida a veces (muchas veces) no es tan fácil, y ella encuentra en la poesía una forma de apaciguar ese alma doliente, el corazón de esa adolescente que debe luchar la agotadora batalla contra los sentimientos. Y, como ya sabemos, los sentimientos no traen libros de instrucciones.

Que en los cuentos de hadas siempre hay una bruja.
Que en la vida real esa bruja es la que gana siempre.
Que todos tus esfuerzos son inútiles.
Que por más que llores nadie te va a prestar su mano.
Que la historia se repite.
—ME TOCA A MÍ PERDER (2014)

Me prometieron felicidad
y sobrevivo a base de alegrías pasadas,
recuerdos de sonrisas
que ahora solo son sombras del alma.
—SOMBRAS DEL ALMA (2015)

Todos los paraguas los rompí.
Ya me cansé de huir.
Si la lluvia quiere acariciar mi piel,
¿por qué se lo voy a impedir?
Si corro más peligro cuando me toca él
que cuando la tormenta se cierne sobre mí.
—TORMENTA (2017)

Ojalá algún día logres volar
tan alto como te gusta soñar.
Y allí, en aquella estrella fugaz,
nos volveremos a encontrar.
—MIEDO A VOLAR (2017)

El trato no era la grande
a cambio de la pequeña.
El trato era,
dos por el precio de una.
—EL TRATO (2017)

Tenemos ante nosotros casi 230 páginas cargadas de emoción pura, de autenticidad, nada de máscaras (pese a que varias veces habla de ellas en poemas que, aunque no los haya compartido aquí, me han gustado mucho). Utopía nos brinda su alma tal y como es, desnuda, con tus virtudes y sus fallos. Y, ya lo sabréis, no es nada fácil mostrarse así al mundo. De nuevo, los versos que he compartido pertenecen a poemas más grandes, y nos encontramos muchos más que la pequeña muestra que destaco en esta entrada.

Una sensación muy curiosa que tengo desde que leí Verso a verso fui creciendo es que, desde que lo hice, noto a su autora mucho más cerca. Ella utiliza la metáfora para hablar de sus experiencias, y es un recurso que particularmente me encanta, pues es capaz de sortear ciertas barreras mentales y llegar más directa al corazón. ¿Siento que ha llegado al mío? Por supuesto. Y eso es algo que quiero agradecerle. Creo que el lector siempre va a sentirse identificado con alguno de los poemas, varios seguramente, bastantes probablemente. Todos tenemos esas vivencias que, recogidas en palabras, nos hacen recordar que también nosotros estuvimos ahí. Que somos muy parecidos.

El final del libro incluye un pequeño apartado donde Utopía deja espacio para que otras personas contribuyan con sus percepciones de qué es crecer para ellos. Hay respuestas de todo tipo. Una gran forma de ampliar la visión sobre el recorrido de esta aventura a la que denominamos vida.

Para terminar, y dado que es la primera obra de esta personita a la que tengo tanto cariño, me gustaría continuar con la costumbre de traerla aquí, que la conozcáis un poco más. Sus palabras, escritas desde el corazón, dejan una huellita en este pequeño espacio para ella. Dentro entrevista 😎


Beatriz G. López: ¡Gracias por responder a este pequeño interrogatorio! Era obligatorio que la primera pregunta fuera esta: ¿por qué «Utopía»?

Utopía: «Utopía» es una palabra que tiene múltiples significados para mí: me identifico bastante con su definición, es el libro que leía la Cenicienta en su versión cinematográfica titulada Por siempre jamás (una de mis películas favoritas), es la isla de un libro de Tomás Moro donde muestra su visión de una sociedad idílica... Todo esto regado con que fue una pieza clave que me unió a Kai (quienes hayan leído el poemario ya saben quién es) y la necesidad de esconder a Ana tras un seudónimo en 2010 cuando abrí mi blog han dado como resultado que la gente de mi entorno me relacionara automáticamente con esa palabra y no me he separado de ella desde entonces.

B: ¿Alguna vez te planteaste plasmar este proceso de crecimiento en un formato novelesco en lugar de escribirlo en versos?

U: No, nunca, porque cuando empecé a escribir poemas yo no era consciente de que estaba escribiendo (siempre lo he hecho por inercia, por necesidad) y mucho menos sabía que eran poemas. Yo simplemente me expresaba y, por supuesto, al principio ni se me pasaba por la cabeza la idea de publicarlos, ni en forma de poemario ni de novela ni de nada. Sin embargo, cuando ya decidí recopilarlos en un tomo para distribuirlo no quise que fueran poemas descontextualizados y por eso en cada inicio de capítulo hay un breve resumen de lo que pasó o sentí cada año de mi vida desde el 2010 al 2017, de ahí que sí que haya un pequeño hilo argumental que es mi adolescencia.

B: ¿Qué supone para ti que los lectores te conozcan un poco (o bastante) mejor con la lectura de Verso a verso fui creciendo?

U: Es raro, porque la vergüenza y el miedo a ser juzgada los perdí hace mucho tiempo, pero no deja de ser una puerta abierta a mis sentimientos y pensamientos más inmediatos y viscerales en una de las épocas más turbulentas de la vida de las personas. De hecho, un amigo de mi padre que no se ha leído todavía los poemas, pero sí los comienzos de capítulo, dice que si en lugar de ser un poemario mío, fuera de algún famoso, la gente pagaría lo que fuera por él y sería un bestseller, porque no dejan de ser todos mis trapos, los sucios y los limpios, en un solo libro.

B: ¿Y en qué momento decidiste que todos esos poemas sueltos debían convertirse en el poemario que hoy podemos tener entre las manos?

U: La primera vez que me lo planteé fue porque mi madre me dijo un día, hace un par de años: ¿por qué no los recopilas y haces un libro aunque solo sea para ti, para tenerlos organizados y localizados?
La idea no era mala, porque sí que era cierto que tenía todos mis poemas esparcidos por multitud de libretas y redes sociales. Sin embargo, no me lo llegué a plantear en serio.
Más adelante, a raíz de empezar a publicar mis poemas de manera asidua en Instagram, la gente me comentaba o me hablaba por privado preguntando si no había pensado en publicar un poemario. Y claro, al final la idea te va rondando más y más por la cabeza hasta que al final me convencí por una razón muy diferente: quería cerrar una etapa. Los tres años que pasé con depresión me habían hecho mucho daño, me había dado cuenta de que algunos de los problemas venían de más atrás, de mi adolescencia, y el poemario no es ni más ni menos que la forma simbólica que he encontrado de cerrar una etapa en mi vida y terminar todos los capítulos que tenía a medias para poder avanzar y... crecer.

B: ¿Alguna vez alguien te ha preguntado acerca de algún poema en concreto? Es decir, por qué lo escribiste o a qué se refiere específicamente.

U: Sí, una de mis lectoras cero me preguntó que a quién me refería en «Tu luz la encandila», un poema que recuerdo escribirlo en clase de Informática en 4º de ESO para el blog (ahí sigue todavía, podéis comprobarlo) pero, sin embargo, por más que lo he intentado no logro recordar a quién iba dirigida esta declaración de intenciones. Sé más o menos por dónde pueden ir los tiros, pero creo que jamás descubriremos su nombre concreto.

B: Relacionando dos de tus pasiones, la escritura y la música, y si pudieras escoger una sola canción que representara el poemario, ¿cuál sería?

U: No te miento si te digo que llevo un día entero pensando qué responder en esta pregunta y solo se me ocurre una solución: hacer trampa y decirte un disco que podría definir todo el poemario. Sería Ilussia de Mägo de Oz. Disco que publicó el grupo español en otoño de 2014, justo cuando yo empecé la universidad, justo cuando comenzó mi depresión, justo cuando empezó mi época más prolífica de escribir poesía… Y que no he dejado de escuchar cada día desde entonces. Os lo recomiendo a todos.

B: ¿Hay algún lugar al que hayas acudido con asiduidad para escribir estos poemas?

U: No. Siempre he escrito dónde, cuándo y cómo ha surgido. Aunque, no te negaré, que muchas veces, sobre todo los primeros años de tener el blog, sí que decía «hoy voy a escribir una entrada» y escribía ahí con bastante frecuencia.

B: Voy a ser mala... Si te pidiera que escogieras alguno como favorito, ¿cuál sería? ¿Por qué?

U: Voy a decir «Deseo», el primer poema del poemario que, aunque esté encuadrado dentro del año 2010, en realidad lo escribí en 2008 o 2009 y fue el único poema (de los primeros años) con el que dije «voy a escribir un poema» y lo hice. Fue un día en clase cuando un par de amigas y yo nos quedamos solas durante un recreo y nos pusimos a jugar con la pizarra. Yo escribí ese poema y es el único que me sé de memoria. Evidentemente, no es ni el mejor, ni mi favorito como tal, pero sí uno de los más importantes para mí a nivel simbólico.

B: ¿Qué le diría la Utopía de 2018 a la Utopía de 2010?

U: Prepárate, porque viene una tempestad de narices, pero, aunque tu barco zozobre, los mástiles se rompan y la cubierta se inunde, no te vas a ahogar, si bien habrá veces en las que te cueste respirar… Al final alcanzarás tu isla del tesoro.

B: ¿Y qué podría volver a enseñar la de 2010 a la de 2018?

U: Si algún día dudas, haz caso a tu instinto. No en los exámenes tipo test, esos los vas a fallar igualmente hagas lo que hagas, pero sí que deberías dejar que tu instinto te guíe en los demás aspectos de tu vida.

B: ¿Por qué métrica libre frente a la rima?

U: Porque, como ya digo, cuando empecé a escribir estos poemas ni siquiera sabía que eran poemas, simplemente escribía textos que estructuraba de forma vertical y, por lo tanto, a veces sí que intentaba que rimaran, pero sin una métrica definida. Más tarde descubrí que eso que yo escribía tenía nombre y se llamaban poemas de verso libre.

B: Teatro, música, poesía... ¿Cómo te imaginas que podrías unir las tres?

U: Un teatro musical. La música (con letra), al fin y al cabo, es poesía y no hay mejor lugar para la música que un escenario y mis escenarios favoritos están en teatros. Así de fácil.

B: Mencionas mucho a la luna en Verso a verso fui creciendo. ¿Tiene algún significado especial para ti?

Imagen: plzen
U: Tiene muchísimo significado. Por si alguien no lo sabe, en el colegio sufrí acoso escolar (más psicológico que físico, aunque hubo un poco de todo) y no sé por qué, en lugar de desahogarme con alguien: mi madre, mi abuela, alguna amiga… Lo hacía con la luna. Siempre le he hablado a ella y no solo de niña, también de (pre)adolescente cuando me mudé a un campo, a veces me escapaba por la ventana cuando se suponía que debía estar durmiendo y le contaba mis cosas: si tenía problemas en el instituto, si me había pasado algo bueno, si alguien me gustaba, mis esperanzas, mis sueños… De hecho, con estas escapadas, me di cuenta de que la luna solo se ve durante X noches (y también durante el día) y claro, yo necesitaba saber qué noches se veía la luna para programar nuestras citas nocturnas y clandestinas. Así que durante algunas semanas le pedí a mi padre que me despertara a las cinco de la madrugada para yo mirar por la ventana y comprobar cuándo se veía. Incluso me apunté en un papel la hora a la que miraba por la ventana y si la veía o no. Esto, desgraciadamente, no sirvió de nada porque mi habitación da al norte y la luna, al igual que el sol en el hemisferio norte (en el sur es al revés), tiene su eje en el sur, así que daba igual la hora a la que observara por mi ventana porque nunca la iba a ver, pues se encontraría en el lado contrario de la casa. Y no, no miré calendarios lunares ni pregunté a mis mayores porque quería averiguarlo por mí misma, como una aventurera con un misterio por resolver. Y así, con el paso del tiempo, llegué a desarrollar la capacidad o intuición de saber qué días se ve la luna desde mi ciudad y a qué altura en cada momento. Algo así como cuando la alarma nos despierta entre semana a las siete y los fines de semana nos despertemos solos a esa hora, aunque la alarma esté programada para las diez, porque el cuerpo ya se ha adaptado a ese horario. Pues yo con la luna igual, me he adaptado a su horario.
Así que sí, la luna significa mucho para mí: es mi confidente, es mi amiga, es mi alter ego, es mi aspiración, es mi sueño…

B: ¿Podrías hablarnos de tu experiencia como escritora autopublicada y por qué decidiste decantarte por esta vía?

U: La primera razón por la que decidí autopublicar como primera opción fue porque sabía que las editoriales que suelen publicar poesía tenían cerrada la recepción de manuscritos y porque, al ser mi primer libro que quería ver en papel y al tratarse de un concepto tan íntimo, prefería ser yo la que gestionara todo el proceso de maquetación, publicación y distribución. De ahí que la obra tenga alguna erratilla, pero están hechas con amor y poco a poco en Amazon voy subiendo las versiones corregidas. Y esa ha sido mi experiencia autopublicando: intentar formarme para ver cómo se hacía, cuál era el método o plataforma que mejor se ajustaba a mis necesidades, y después ir probando con ensayo y error, como todo en esta vida.

B: Y la pregunta final también es de formulación imprescindible... ¿Algún consejo para aquellos que se inician en el mundo de las letras?

U: Si sientes que debes escribir, escribe. Si no sabes qué escribir, pero lo necesitas… escribe. Ya irás perfilando tus géneros, tu estilo, etc., más adelante y ya te plantearás si compartir tu obra con el mundo o no, publicar o autopublicar… más adelante. Pero, tanto si decides hacerlo como si no, escribe. Un escritor casi nunca lo es por elección, sino por vocación.

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