Ayer, 26 de mayo, era el día en el que estaba citada en la Feria del Libro de Fuenlabrada. El evento con
Entrelíneas Editores era totalmente ineludible. Así que, después de haber acudido con antelación al parque que acogía el acontecimiento literario, finalmente llegó la hora de tomar asiento en el interior del Pabellón de Adultos. Así hicimos.
Cuando escuché mi nombre, me levanté de la silla en primera fila y me enfrenté al micrófono y a toda la gente en sus respectivos asientos. No estoy muy acostumbrada a hablar en público, nada más que en las presentaciones de trabajos que tengo que hacer en la universidad. Impresiona, sí, pero no es algo que no se pueda vencer si estás feliz del lugar a donde has llegado. Y yo ayer estaba muy feliz. Lo que ofrecí fue una breve introducción acerca del libro. No me quise extender mucho, tan solo lo justo y necesario como para captar la esencia del argumento. Creo que lo conseguí, lo que supone una gran satisfacción para mí teniendo en cuenta que no me había preparado nada. En cualquier caso fue un primer contacto con el público bastante satisfactorio.
Y hablando del público... Estoy enormemente agradecida a todos aquellos que quisieron acercarse ayer a la Feria del Libro de Fuenlabrada, y en concreto al Pabellón de Adultos, para compartir conmigo este momento tan especial para mí. En primer lugar, una mención imprescindible: mi familia. Ya expresé en la anterior entrada que el éxito no sabe tan dulce sin las personas importantes a tu lado. No solamente hablo de la cercanía física, sino también la cercanía emocional, aquella que sientes dentro calentando el corazón. Este grupo lleva implícita la presencia de mi chico, aquel que cada día me ofrece todo lo que un hombre es capaz de ofrecer y cuya alma visto fusionada con la mía.
También quería agradecer a mis amigos, que se desplazaron desde bastante lejos para poder estar presentes. Son fantásticos. No es el primer detallazo que tienen conmigo y puedo asegurar y aseguro que sus acciones cumplen las características que hacen que no las vaya a olvidar fácilmente.
Por último, y no por ello menos importante, unas palabras para el resto de personas que decidieron emplear unas horas de su vida en estar allí en mi primer evento público. Contribuyeron a ese sentimiento tan bonito de sentirme arropada bajo el abrigo de sus sonrisas.
Al finalizar la participación de los ganadores del certamen, tuvo lugar la presentación de más novedades de la editorial. Algunos de los escritores de este segundo grupo también estuvieron presentes. Cuando se dio por concluido este último apartado, los premiados nos reunimos y tuvimos la oportunidad de ser fotografiados juntos. De esta manera, quedó así una imagen para el recuerdo.
Continuando con esta pequeña crónica, me gustaría volver a hablar de una personita en particular. Él es Álvaro, mi chico. Ya iba siendo hora de que le diera a conocer por aquí. No solamente representa uno de los pilares fundamentales de mi vida, sino que también es quien ha escrito el prólogo de mi novela. Si había alguien que se mereciera tener algo propio dentro de El presagio de Horus, ese es él.
¿Que por qué es él? No se me ocurría nadie más perfecto. Esta es mi primera novela publicada pero no es la única que he escrito. En todo lo que he hecho siempre me ha dado su apoyo incondicional y, en el caso de la escritura en particular, sus aportaciones tienen un valor incalculable para mí. No se me ocurría una mejor forma de agradecerle todo cuanto hace. Que su nombre aparezca, como de hecho sucede, en la portada del libro, para mí supone un motivo de orgullo. El mismo orgullo que hincha mi pecho al saber que todas estas cosas maravillosas las puedo disfrutar a su lado.
Antes de terminar quiero destacar la amabilidad de todos cuantos formaron parte del evento y especialmente con los que tuve la oportunidad de charlar después. En concreto con
Patricia Bermejo, de quien pude comprar un libro en la caseta de Entrelíneas Editores. Asimismo, me habría gustado que mi novela hubiera estado disponible ayer también en dicho stand, pero por volumen de trabajo de la imprenta no pudo ser. Una pena. En cualquier caso, es cuestión de días que pueda tenerla entre mis manos. ¡Lo estoy deseando!
Reitero mis agradecimientos a todos los que han hecho posible esta oportunidad y, sobre todo, a quienes decidieron que querían acompañarme. ¡Sois estupendos!