viernes, 31 de enero de 2020

Sangre Guerrera (Verónica Valenzuela)


La capital de España esconde oscuros secretos que hablan de seres inmortales en las sombras de la noche, desde hace siglos.
Un policía caerá en su trampa pagando las consecuencias con lo que más ama: abandonar a su hijo para no ponerle en peligro.
Miguel Aguirre se une a los guerreros que luchan contra los vampiros que asolan Europa como venganza, convirtiéndose en el arma más mortífera de los Nómadas de Dios.
Dominará la magia de Caín, transformándose en el vampiro y hechicero más poderoso entre los Inmortales.
Pero un milagro guardado durante décadas es codiciado por sus enemigos inmortales, que utilizarán lo que Miguel más ama para hacerse con él.




Primera publicación del año. ¿Qué mejor que con una reseña para la preciosa escritora Verónica Valenzuela?

La autora de esta novela de 175 páginas no es nueva por estos lugares. De hecho, su libro Más allá de las trincheras fue una de mis lecturas favoritas del 2018 (me puse en auténtico modo fangirl con la reseña). Quería leer más de ella y lo conseguí gracias a que Sangre Guerrera cayó en mis manos en uno de los famosos Amigos Invisibles en los que participo. Lo tenía en mi estantería desde hacía ya un tiempo y por fin llegó su turno... Además, era un libro que me atraía no solo por la autora sino también por su temática: vampiros. Quienes me conocéis sabéis que adoro las historias de vampiros. Así pues... ¡vamos con mi pequeño análisis!


Comenzaré hablando de Miguel Aguirre, el protagonista indiscutible de la trama. Se trata de un policía de Madrid involucrado en una investigación sobre unos cuerpos hallados sin vida, con desgarros en muñecas y cuello, y sin una gota de sangre en sus venas. Para su desgracia, pronto comprueba que todos estos asesinatos son perpetrados por vampiros. Y demasiado pronto se ve convertido en uno de ellos contra su voluntad. ¿Por qué demasiado pronto? Porque tiene un hijo de unos seis meses al que cuida solo desde hace cinco por la muerte de su querida esposa a manos de un atracador.

Miguel Aguirre (Sangre Guerrera)
Imagen: Pinterest
Ante la perspectiva de la transformación, Miguel contacta con un amigo suyo de toda la vida, Javier Ortiz, para que se encargue del bebé. Javier es fraile y profesor de colegio, pero tiene otra ocupación secreta... guerrero perteneciente a los Nómadas de Dios. Se trata de una orden clandestina encargada de perseguir a los vampiros (también llamados cainitas) y acabar con su existencia. Esto sitúa al fraile ante la tesitura de tener que acabar con su amigo... Sin embargo, al ser transformado en contra de su voluntad en lugar de haber buscado la inmortalidad, ve en él la oportunidad de que Miguel se convierta en uno de los suyos y luche contra aquellos vampiros que, por antigüedad y fuerza, se escapan al poder del resto de los guerreros. Y, sobre todo, que elimine a Alexis Vladek, apodado el Príncipe, que fue quien lo convirtió.
El odio a las criaturas que le habían convertido en uno de los suyos le volvió más peligroso que nunca, pues la sed de venganza se desbocó por sus venas para apaciguar su pena.
A lo largo de la trama, somos testigos del entrenamiento de Miguel, tanto en destrezas de lucha como en hechicería. Carlos Ortega es uno de los guerreros de la orden que influye en la mejora del nuevo vampiro. Alto, rubio y de ojos grises, su pasado militar lo hace idóneo para estos entrenamientos. Aunque rudo y algo serio, en el fondo es un buen tipo.

En cuanto al hijo de Miguel, Jorge, crece sin saber quién es su verdadero padre. Algo bastante razonable, teniendo en cuenta lo inverosímil de la situación, y más para un niño. Se encuentra a cargo de Javier, volviéndose más protagonista cuando va a cumplir diez años. Los guerreros tienen que tener especial cuidado con él, puesto que los vampiros podrían utilizarlo para atentar contra Miguel...
Pues espero no llegar a ser jamás como esa basura, caviló Jorge. Su afán de ser aceptado no le haría convertirse en la clase de gente que empezaba a despreciar.
No quiero contar más para no desvelar, pero sí diré que me ha gustado bastante la historia. No sé si Verónica ha leído algo de la autora Anne Rice (la cual adoro), pero ciertos aspectos me recordaban a su concepción de los vampiros. Especialmente en la forma de conversión. Lo que no me ha convencido tanto es el empleo de hechizos. No me refiero a que los vampiros sean capaces de emplear magia, sino a que tienen que recitar unos versos para poder llevarla a cabo. Como es evidente, esto se debe a mi gusto personal: prefiero una magia más dinámica, dependiente más de la propia energía que de los conjuros hablados.

Sangre Guerrera (Verónica Valenzuela)
Imagen: Pinterest
Un aspecto que me ha llamado la atención es la ausencia de relación romántica. Si bien se hace referencia a ella en lo que respecta a la difunta esposa de Miguel, no es ni de lejos el núcleo de la historia. No es que las relaciones sentimentales sean un ingrediente indispensable, pero sí estoy acostumbrada a encontrarlas tanto en literatura como en cine. Me parece un punto positivo: la autora no ha necesitado de este tipo de trama para contar su historia. Para mí, le da un toque original a la novela. Y eso que el protagonista, de figura y rostro descritos como prácticamente perfectos, podría haber dado pie a ello.

¿Un aspecto negativo? La extensión. Para mi gusto, corta. Una vez más, un apunte subjetivo, puesto que disfruto bastante más cuando la novela es larga. Y, sí, es algo que ya sabía antes de leerlo: el grosor no miente. Sin embargo, me refiero más a la historia que a la extensión en sí. Hay escenas que me hubiese gustado encontrar más desarrolladas, en especial las destinadas a la transformación en vampiro y las que recogen sus múltiples habilidades (no solo a la hora de aprenderlas, sino también de usarlas). Por ejemplo, se me quedaba corto que realizase a la perfección un hechizo que llevaba a cabo la primera vez (aunque en el libro se justifica por el dolor y la rabia acumulados).

En cuanto al final, podría decir que he quedado satisfecha. Sí es cierto que en algunos aspectos me ha parecido algo precipitado, pero me ha gustado. Es más, tal y como lo ha dejado, creo que podría haber una segunda parte perfectamente. Es evidente que la leería si saliese a la luz.

Tengo que admitir que Más allá de las trincheras me gustó más que Sangre Guerrera. Si bien ambas temáticas me apasionan, la trama encuadrada en la Primera Guerra Mundial me atrapó por completo. No he tenido esa sensación esta vez, pero sí me he quedado con un buen sabor de boca al finalizar el libro. Estoy segura de que esta no será la última obra que lea de Verónica. De hecho, llevo mucho tiempo con el ojo echado a Herido. La literatura romántica y yo no nos llevamos muy bien, pero si la autora es Verónica Valenzuela esto cambia, con eso os lo digo todo.

Además... un pajarito me ha chivado algo acerca de una próxima publicación y me muero de ganas por hacerla mía... 🤤


¡Nos vemos entre las páginas!

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