domingo, 15 de marzo de 2020

#YoMeQuedoEnCasa

La situación que estamos viviendo en España desde hace unos días no es nada fácil. Nos enfrentamos a un enemigo invisible, poco conocido y de rápida transmisión: el Coronavirus (COVID-19). No voy a malgastar líneas ni tiempo en explicar qué es esto, porque a estas alturas estamos saturadísimos de información al respecto. Información que, por otro lado, debemos cribar para diferenciar las fuentes fiables de los hervideros de bulos que contribuyen al miedo y la angustia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) es un muy buen recurso para diferenciar los síntomas del Coronavirus, así como cualquier otra clase de información que nos puede ser de utilidad frente a lo que ya se ha declarado como pandemia mundial (vías de propagación, probabilidades de contagio, riesgo de complicaciones, etc.). Asimismo, nos especifica las medidas protección y prevención de la expansión. Aunque ya lo hemos visto/oído en infinidad de sitios, me parece importante recordarlas:
✅ Lavarse bien las manos frecuentemente con agua y jabón, con alcohol o con geles hidroalcohólicos.
✅ Evitar tocarse los ojos, nariz y boca.
✅ Al toser o estornudar, cubrirnos con la parte interna del codo o con un pañuelo (este último debe ser desechado de inmediato).
✅ Mantener una distancia de seguridad con otras personas de, al menos, 1 metro.
✅ Ante cualquier tipo de síntoma sospechoso de esta enfermedad, quedarse en casa. NO acudir a centros sanitarios (incluyendo urgencias) salvo indicación médica (que deberá se contactada ante fiebre, tos y dificultad para respirar).
✅ Seguir siempre las instrucciones de las autoridades sanitarias.
Estas medidas se encuentran ampliadas y debidamente argumentadas en la web de la Organización Mundial de la Salud.

Llegados a este punto, me parece resaltar la última de las indicaciones: «seguir siempre las instrucciones de las autoridades sanitarias». Este es el motivo por el que he decidido realmente escribir este post.

Es inherente al ser humano establecer un espacio subjetivo frente a diferentes hechos o fenómenos en función de la distancia a la que nos encontremos (distancia psicológica). Nos convertimos en un punto de referencia egocéntrico para evaluar la gravedad de las situaciones, y mostraremos una mayor respuesta emocional frente a acontecimientos que nos quedan más cerca. Es decir, nos afectarán más aquellas situaciones en las que creamos que podemos vernos directamente implicados.

Pero somos seres racionales —o, al menos, lo intentamos— y hay que tener dos dedos de frente.

¿Cómo nos afecta esto en este caso? «Es China, Italia, X, está lejos, esto es cosa de otros, nunca me va a llegar a mí o a mi entorno». Y veíamos que, después de que se nos aconsejara no salir de casa como medida preventiva, las terrazas estaban llenas, los niños sin escuelas en los parques, la gente en los bares. No se es consciente, no se quiere ser consciente, se vive mucho mejor pensando que nunca va a llegar. Hasta que llega. Y nos encontramos Madrid como un terrible foco de contagios que, además, se ha ido propagando por otras comunidades por viajes irresponsables. El estado de alarma impuesto por el gobierno tratará de contener toda esta locura.

Así pues, ahora hay normas con respecto a salir a la calle con posibilidad de sanciones económicas por su incumplimiento. Y es que, por desgracia, si no se toman estas medidas, mucha gente no estaría por la labor de entender la gravedad de la situación. Lo puedo afirmar porque lo he visto. Porque, antes de que esto se decretara, se había indicado a la gente quedarse en sus casas y las terrazas de los bares rebosaban, los parques con niños y las personas socializando sin preocupaciones. ¡Gente en la playa! Es lógico que los negocios, ante la perspectiva de la gran dificultad económica que esto va a generar, quisieran mantenerse al pie del cañón, pero estamos ante una emergencia sanitaria contra la que todos, sin excepción, debemos luchar para poder vencer como sociedad. Sin entrar en ideas y actuaciones políticas (asunto que podría dar para otro post independiente), hablo de comunidad, de responsabilidad social, de hacer nuestro un problema de todos. Integrarlo. Darnos cuenta de que con nuestras acciones también ayudamos al resto de personas, incluyendo a los colectivos más vulnerables.

Existe una guía psicológica gratuita ante las emociones que esta situación nos está generando, que ofrece una orientación para la gestión de las mismas. Nunca olvidemos lo importante que es también nuestra salud mental.

Ayer, sábado 14 de marzo a las 22:00h, se produjo un movimiento por unanimidad en —me aventuro a decir— toda España. Ante las iniciativas #YoMeQuedoEnCasa y #QuédateEnCasa (antes más opcionales que ahora), un aplauso retumbó en todos los barrios de nuestro país. A continuación, mi experiencia:


Y hoy otra vez. Y las veces que hagan falta.

Se hablaba de aplauso sanitario, pero para mí el rango era mucho más amplio... Sentí que la ovación, el cariño, el apoyo se dirigían a todos aquellos que, por sus trabajos, no pueden permitirse quedarse en casa. Que, para que los demás podamos hacerlo (niños, parados, estudiantes, trabajadores que pueden llevar a cabo su actividad desde casa —entre las que me incluyo—, trabajadores que no pueden acudir a sus centros, etc.), ellos abandonan la seguridad de sus hogares, de su familia.

GRACIAS a todos los sanitarios en su conjunto, celadores, miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Fuerzas Armadas, bomberos, personal de seguridad, juzgados de guardia, equipos de limpieza, personal de supermercado, transporte, recogida de basuras, conductores de camiones, investigadores, farmacéuticos, agricultores, ganaderos, periodistas, dependientes de cualquier comercio catalogado como indispensable. Gracias, gracias por tanto, héroes. Este es tan solo un medio más para transmitiros todo el respeto, admiración y cariño que os merecéis, que necesitáis, pues no puedo ni imaginar lo que supone para vosotros ser un pilar tan fundamental en el mantenimiento de la salud pública (en todas sus formas).


Por eso es tan importante que nos quedemos en casa todos los demás, los que podamos, porque no necesitáis más carga sobre vuestros hombros, porque, por desgracia, ya os pesa bastante. Porque esto no es responsabilidad de unos pocos, es responsabilidad de todos. Y, a pesar de que todos tenemos nuestras ideas políticas, para que una embarcación avance en la misma dirección, debemos remar hacia el mismo lado. La unión hace la fuerza.


#YoMeQuedoEnCasa

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