domingo, 15 de julio de 2018

Sí, quiero matarte (Anna Kholodnaya)

Paterna, noviembre de 2017. Aparece el cadáver de Aitana Benavent la misma mañana en la que se iba a celebrar su boda. Los inspectores Ángel Ferrer y Lucía Romero serán los encargados de llevar el caso. No será fácil para ellos, ya que deberán dejar de lado sus problemas personales para centrarse en la investigación del asesinato de la nieta de Antonio Benavent, el socio mayoritario de la fábrica de galletas Turia, el negocio más importante del pueblo.

Un caso mediático que les obligará a trabajar a contrarreloj y en el que solo podrán ver las apariencias de una familia en la que no todo lo que brilla es oro.


El pasado y el presente de dos familias muy diferentes se unen para poder entender que cada uno de nuestros actos conlleva unas consecuencias que no podemos prever.


Sí, quiero matarte, es la segunda novela que leo de Anna Kholodnaya. La primera fue El despertar de las hadas, cuya reseña podéis encontrar aquí. Como sabéis, esta no es una página de reseñas, y solo lo hago con libros de autores autopublicados que he leído (y, alguna vez que otra, de autores que conozco y que han publicado con editorial). Esta novela entra dentro de la primera categoría, y además participa en el Premio Literario de Amazon 2018, así que doble motivo para presentarla aquí.

Lo primero que tengo que destacar es que no tiene nada que ver con el libro de género fantástico con el que conocí la pluma de Anna. El tipo de público no es el mismo, la etiqueta literaria tampoco, y me sorprendió muy gratamente encontrar un estilo más adulto, más oscuro, más crudo, muy bien adaptado a la clase de historia que se cuenta. Además, a lo largo de la trama se puede comprobar el buen trabajo de documentación que la autora ha llevado a cabo, lo cual es de agradecer.
Puede que la maldad que lleva a alguien a cometer un asesinato alguna vez esté justificado para la persona que lo realiza, y no es que duerma con la conciencia tranquila al hacerlo, es que ese día, por fin consigue conciliar el sueño que lleva mucho tiempo convertido en pesadilla.
Torre de Paterna (Imagen: rpascualnavarro)
Sí, quiero matarte es una novela que transcurre en Paterna, un pueblo de la Comunidad Valenciana (España). La precisa descripción del lugar, en todos los sentidos posibles, me hace pensar que la autora lo conoce de un modo más personal que el simple turismo, aunque eso es algo que ella nos tendría que desvelar. Los personajes, bajo mi punto de vista, están muy bien construidos, muy lejos de ser perfectos, muy lejos de las heroicidades. Incluso los del «bando bueno» son poseedores de unas vidas nada fáciles.

Empezaré hablando de la inspectora de policía Lucía Romero. De repente, se ve inmersa en la investigación del asesinato de la joven Aitana Benavent, que es hallada desnuda en su habitación la misma mañana de su propia boda, muerta por un disparo en la zona abdominal. Tiene carácter, un gran compromiso con su trabajo y un infierno a la hora de conciliarlo con su vida familiar. Es un personaje muy humano, no estereotipado dentro de la típica belleza femenina que nos acostumbramos a encontrar en los protagonistas. Un personaje que recoge la discriminación de la mujer en ciertos tipos de trabajos por parte de los miembros más veteranos. Posiblemente, Lucía sea uno de mis personajes favoritos.
Era tan fácil abrir la boca para opinar sobre situaciones que no hemos vivido.
A su lado, Ángel Ferrer, también inspector. Él me ha gustado bastante menos. No por su naturaleza solitaria, no por los problemas de juego que le ha costado mucho superar, no por su pasado oculto que no se llega a conocer en la trama, no por su tendencia a sacar la pistola a la primera de cambio (cosa que no me cuadraba con la policía española, por otra parte). Quizá sea un cómputo de todo.
Escuchaba cómo algunos afortunados habían conseguido desengancharse del juego y, desde entonces, estos llevaban una vida mejor, más plena. Confesaban que era la partida más importante que habían conseguido ganar. La única que merecía la pena.
Joan Álvarez, prometido de Aitana Benavent. Él es psicólogo, y conoció a la joven a través de la terapia. Al final, entabla con ella una relación de amistad que se transforma en amor, provocando una serie de reacciones en cadena que terminan facilitando que la trama llegue al asesinato de la chica el mismo día de la boda de ambos. 
Joan me provoca sentimientos encontrados. 
No es mi intención desvelar la historia, pero me permitiré, por ejemplo, hablar de que afronta una situación de evaluación psicológica con alguien muy cercano a él, cuando Joan acaba de terminar el primer curso de Psicología. Igual que, por circunstancias, termina pasando consulta después del segundo curso. Digamos que lo veo muy poco realista. Soy recién graduada en esta materia y... asumir este trabajo sin experiencia es temerario. Eso sin hablar del máster necesario para poder ejercer como clínico. Títulos necesarios aparte, me refiero a conocimientos de la psicopatología, de los distintos tipos de terapia, del abordaje según distintas corrientes psicológicas. No es por ponerme pejiguera, de verdad, pero si uno no está preparado al terminar la carrera, sin completarla me parece una tarea, como poco, bastante alejada de la realidad.
Por otro lado, no entendí ciertas reacciones relacionadas con la muerte de su prometida.
Es posible que esté juzgando a este personaje con más dureza que al resto por el vínculo profesional que nos une. En todo caso, y al igual que los demás, me parece muy bien cimentado.

Imagen: fonday
Aitana Benavent, la «novia cadáver». Perteneciente a una familia de renombre, es una víctima (y no hablo de su asesinato) de la presión por mantener una buena imagen del apellido casi nobiliario. Desde pequeña la acostumbraron a la vida cómoda de una niña de bien, mimada, moldeada por las pretensiones de una madre pudiente. Pero la maldad no perdona ni a aquellos que todo lo pueden comprar con dinero, sobre todo si procede de quienes deben protegerte. Aitana es la prueba de las consecuencias de nadar a contracorriente, de buscar una vida propia, de querer ser más allá de la etiqueta de la familia. Y, al final, termina muerta.
Apariencias, eso es lo que eran al final, un aspecto de falsedad que engañaba a los demás. Y ella no quería pertenecer a ese clan del cual cada vez que descubría algo era solamente para sentirse defraudada por él.
Catalina. No diré mucho de ella, solo que me da bastante asco. Siempre lo mantendré: todas las emociones que provoca un libro son un gran mérito del escritor, incluso las negativas. En especial, las negativas, que la gente suele despreciar desconociendo que también guardan una importante función.

Esta novela negra está plagada de giros inesperados, traiciones, personajes que no son lo que parecen. Sobre todo, esto último. Por supuesto, hay muchos más, pero prefiero que los descubráis y averigüéis su aportación individual al mediático asesinato. Todos, todos, todos tienen algo que ocultar. Todos tienen, de algún modo, influencia de el destino de los demás.
La sangre te hace pariente, pero la lealtad te hace familia.
Sí, quiero matarte recoge la crudeza de realidades perfectamente plausibles que, por desgracia, ocurren más veces de la que se dejan ver. Y no sé cuál será su puesto final en el concurso de Amazon, pero a mí me ha hecho sumergirme en el porqué del crimen, haciéndome desear que ciertas cosas hubiesen transcurrido de otra forma. Haciéndome odiar a unos personajes y compadecerme de otros. Haciéndome recordar, una vez más, que el mundo no es justo.

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